"Si se lo cuentan hace 30 años, muchos no habrían creído que sus nietos acabarían remojando los pies en él. Por aquel entonces, el Besòs apestaba a su paso por Barcelona y la poca vida que sobrevivía entre sus aguas se ahogaba en una visible espuma tóxica. Décadas después, la imagen de decenas de niños cruzando de puntillas el río el pasado 23 de septiembre durante las fiestas de la Mercè, ilustra la historia de su reconciliación con la ciudad."
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